La importancia de enviar obreros en un mundo globalizado

La importancia de enviar obreros en un mundo globalizado

En el siglo XXI hemos experimentado una revolución digital. Pareciera que con el avance de la tecnología y la migración mundial todos los pueblos están a la vuelta de la esquina. Los mensajes en las redes sociales llegan a cada rincón del planeta. Un contenido que se vuelve viral puede alcanzar millones de personas. Ante este escenario, pudiéramos concluir que el evangelio llegue a alcanzar lo último de la tierra a través de campañas publicitarias. ¿Será necesario seguir enviando obreros?

Sí, la tecnología no sustituye a los mensajeros… No estoy planteando que los medios de comunicación son inútiles. Pero la naturaleza de la misión requiere las relaciones interpersonales. El mensaje del evangelio debe ser encarnado en medio de la comunidad que se desea alcanzar. El apóstol Pablo vivió de esta manera (1 Cor. 9:19–22).

En octubre del año pasado llegué a Asia Central junto a mi familia. Me partió el corazón al ver la distinción tan marcada que existe entre las etnias. Aunque habitan dentro de un mismo territorio, no se relacionan entre sí.

En casa de unos compañeros tenían una señora que ayudaba con los quehaceres y la esposa invitó a una amiga para el almuerzo. Las tres se sentaron a la mesa, pero las dos locales no se dirigían la palabra. Fue un ambiente muy tenso. Al terminar de comer, descubrieron que ambas formaban parte del mismo grupo étnico, se rieron y comenzaron a hablar. Estas mujeres son un ejemplo de la brecha que nos separa. ¿Quién diría que una extranjera sería el puente que las unió?

De la misma manera he experimentado la felicidad que los locales sienten cuando me escuchan intentar hablar su idioma. Cuando camino por las calles con su instrumento nacional, se acercan para preguntarme si lo toca y se alegran por mi interés en aprender de ellos. Y esto es solo el comienzo.

Aunque todavía no podemos hablar bien y nos falta mucha comprensión cultural, podemos decir que vale la pena. Estamos aprendiendo a ser buenos anfitriones. Ya ambos tuvimos la oportunidad de compartir verdades de las Escrituras y nuestro testimonio. Una de las personas que invitamos a casa nos dijo que veía algo diferente en nosotros y que nuestro hogar es una casa de paz.

Debemos vivir el evangelio entre la gente. La petición de Jesús sigue siendo relevante: “rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies”. Te animo a considerar en oración invertir financieramente para apoyar a un obrero.