El núcleo de la civilización maya, que se extendió por toda Mesoamérica, se asentó históricamente en el territorio de la actual Guatemala. En el siglo XVI, la mayor parte de esta zona fue conquistada por los españoles y reclamada como parte del virreinato de Nueva España. Guatemala alcanzó la independencia en 1821 como parte de la República Federal de Centroamérica, que se disolvió en 1841.
Desde mediados hasta finales del siglo XIX, Guatemala sufrió una inestabilidad crónica y luchas civiles. A partir de principios del siglo XX, fue gobernada por una serie de dictadores respaldados por la United Fruit Company y el gobierno de Estados Unidos. En 1944, el líder autoritario Jorge Ubico fue derrocado por un golpe militar pro-democrático, iniciando una revolución que duró una década y que condujo a amplias reformas sociales y económicas. Un golpe militar respaldado por Estados Unidos en 1954 puso fin a la revolución e instauró una dictadura.
De 1960 a 1996, Guatemala sufrió una sangrienta guerra civil entre el gobierno respaldado por Estados Unidos y los rebeldes de izquierda, que incluyó masacres genocidas de la población maya perpetradas por los militares. Desde un acuerdo de paz negociado por las Naciones Unidas, Guatemala ha logrado un crecimiento económico y unas elecciones democráticas exitosas, aunque sigue luchando contra los altos índices de pobreza y delincuencia, los cárteles de la droga y la inestabilidad. En 2014, Guatemala ocupaba el puesto 31 de 33 países de América Latina y el Caribe en cuanto al Índice de Desarrollo Humano.
La abundancia de ecosistemas biológicamente significativos y únicos de Guatemala incluye muchas especies endémicas y contribuye a la designación de Mesoamérica como punto caliente de biodiversidad.